jueves, 31 de julio de 2008

LA COMANDANTA

La imagen de Ramona fue, desde que se le conoció, la de un México que a pesar de la adversidad se rebela con toda dignidad contra las injustas estructuras económicas y el doble discurso de un sistema de poder y adquiere, por lo mismo, una gran dimensión, y por todo eso el subcomandante Marcos la llamó antes de su salida a la capital en ese 1996 "el arma más beligerante e intransigente del zapatismo".
En el Zócalo de la capital, el 12 de octubre de 1996, dijo por lo mismo, hablando ante una multitud, que "queremos un México que nos tome en cuenta como seres humanos, que nos respete y nos reconozca nuestra dignidad", e insistió en ello luego de manifestar la disposición del zapatismo a participar en un gran diálogo nacional: queremos "un México donde todos tengamos un lugar digno", para al día siguiente escuchar en Ciudad Universitaria que hay muchos sectores que desde la sociedad están luchando por ello.

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